Claves para atraer talento en el Vallès Occidental:
Cuando la cultura empresarial, la escucha y el criterio marcan la diferencia

Elba empezó en el mundo de los Recursos Humanos con una base sólida, la psicología clínica, la psicología social, un máster en dirección de RRHH, y también con la inquietud y las ganas de entender por qué somos como somos y de intentar poner un poco más de humanidad en el trabajo de cada día.
Hoy lidera la oficina de Terrassa como Partner de ISPROX, combinando su rol como consultora de selección con un acompañamiento cercano y estratégico a empresas del territorio. Toda su trayectoria ha girado en torno a las personas: ha trabajado como HRBP y consultora de personas para empresas industriales de todo tipo –químicas, farma, alimentarias…–, además de proyectos en servicios.
Lo suyo es el talento, entender a las empresas por dentro y ayudarles a encontrar ese perfil que no solo cumple requisitos, sino que encaja.
Elba, ¿cómo describirías el tejido empresarial del Vallès Occidental y qué lo diferencia de otras zonas industriales de Cataluña?
El Vallès Occidental es una comarca con un tejido empresarial de lo más potente, por su diversidad, por su historia y por el talento que reside en él. Aquí no hay un solo sector dominante: conviven empresas del químico, farma, metalúrgico, alimentación, tecnología, servicios… y eso nos convierte en un territorio súper resiliente.
Si a un sector le va mal, hay otro que tira del carro y no solo eso, en términos generales, voy viendo que, entre empresas hay solidaridad, sinergias, pero eso igual es un tema tan extenso que da para otra entrevista Además, tenemos una tradición industrial de décadas –solo hay que pensar en Terrassa o Sabadell y su bagaje textil– que ha marcado una cultura empresarial muy orientada a tirar del negocio intentando cada día hacer mejor las cosas.
En el Vallès hay tanto multinacionales como pymes familiares y proyectos emprendedores, y todos convivimos en un ecosistema bastante de proximidad, muy de conocerse, de colaboraciones cruzadas. Aquí las relaciones cuentan.
Es importante tener en cuenta que el talento que crece aquí, en muchas ocasiones se forma también aquí. Una de las grandes ventajas del Vallès es su red educativa: desde la UAB, que impulsa perfiles universitarios con mirada crítica y social, hasta los centros de Formación Profesional que preparan a personas para incorporarse al mundo laboral con una orientación muy práctica. Y esto también es una de nuestras mayores fortalezas.
Gracias a estas escuelas tenemos profesionales administrativos, técnicos, industriales o del ámbito científico que salen con una preparación buenísima. El tejido empresarial se sostiene también porque contamos con un sistema formativo que lo alimenta desde dentro.
Desde tu experiencia en la oficina de Terrassa, ¿qué tipo de empresas suelen demandar más servicios de selección de talento?
En ISPROX Terrassa tenemos la suerte de trabajar para todo el Vallès pero también contamos con la confianza de empresas en diferentes puntos del territorio de la provincia de Barcelona. Eso nos permite ver todo tipo de estructuras y necesidades. Las que más acuden a nosotros son pymes industriales que no tienen un gran departamento de RRHH (o directamente no cuentan con RRHH) y nos necesitan como partner, pero también trabajamos con empresas del sector servicios, despachos profesionales, firmas legales y empresas de perfil financiero.
Seguimos teniendo una gran demanda en empresas químicas, farmacéuticas y metalúrgicas. Nos buscan para encontrar desde ingenieros hasta perfiles contables, asesores fiscales, abogados o técnicos de laboratorio, por poner encima de la mesa un abanico de perfiles. Agradecen nuestro servicio porque saben que escuchamos bien y que entendemos su realidad para poder dar con la persona que encaja de verdad.
¿Qué perfiles profesionales tienen mayor rotación o escasez en el Vallès Occidental actualmente?
Los perfiles industriales siguen siendo el gran reto: ingenieros industriales, químicos, mecánicos, técnicos de mantenimiento, especialistas en automatización, perfiles de robótica… Además, todo lo que tenga que ver con industria 4.0 está súper buscado y con muy poca rotación interna.
También hay escasez de perfiles de calidad, producción y laboratorio en químicas y farmacéuticas. Y, cada vez más, se nota también en perfiles de asesoramiento legal o fiscal.
Muchas personas que viven en el Vallès se desplazan cada día a Barcelona para trabajar en una Big4 o en grandes despachos. Eso implica horas de transporte, ya sea privado o público (con el coste que conlleva a nivel económico), horarios poco flexibles y mucho desgaste.
Aún así, hay personas dispuestas a ello en pro de su carrera o de otros factores y el reto real es que se quieran quedar aquí. Eso solo se logra si las empresas del territorio sabemos crear proyectos sólidos, con una cultura atractiva, buena flexibilidad y liderazgo moderno, no micro-liderazgo. Debemos ser capaces de competir no solo en salario, sino en propuestas de valor global.
¿Cuáles son los principales retos que tienen las pymes y empresas industriales de la zona a la hora de captar talento cualificado?
Volviendo a lo que comentábamos, uno de los retos es competir con grandes estructuras.
Las pymes del Vallès tienen proyectos interesantísimos, entornos muy humanos, buen clima, cercanía, pero en ocasiones les cuesta hacerse visibles. No tienen una gran marca o áreas bien trabajadas de employer branding y, a veces, eso hace que los candidatos no se fijen en ellas o no entiendan, de entrada, el valor del proyecto (y también debo decir que para eso estamos nosotros desde ISPROX, vendiendo el proyecto de las empresas a los candidatos).
También cuesta ofrecer flexibilidad o planes de carrera si eres una estructura pequeña. Y hay que sumarle que muchas veces la selección la hace alguien que no es experto en personas. Por eso, el reto es doble: saber atraer y luego seleccionar bien. Ahí es donde entramos nosotros. Y por eso muchas veces nos convertimos en mucho más que una empresa de selección: somos un apoyo real para ordenar procesos, acompañar decisiones y proponer formas nuevas de encontrar y fidelizar talento.

Elba empezó en el mundo de los Recursos Humanos con una base sólida, la psicología clínica, la psicología social, un máster en dirección de RRHH, y también con la inquietud y las ganas de entender por qué somos como somos y de intentar poner un poco más de humanidad en el trabajo de cada día.
Hoy lidera la oficina de Terrassa como Partner de ISPROX, combinando su rol como consultora de selección con un acompañamiento cercano y estratégico a empresas del territorio. Toda su trayectoria ha girado en torno a las personas: ha trabajado como HRBP y consultora de personas para empresas industriales de todo tipo –químicas, farma, alimentarias…–, además de proyectos en servicios.
Lo suyo es el talento, entender a las empresas por dentro y ayudarles a encontrar ese perfil que no solo cumple requisitos, sino que encaja.
¿Qué valor aporta ISPROX a las empresas del Vallès Occidental que buscan contratar de forma rápida y eficaz?
Proximidad, escucha, criterio. No es solo que seamos de aquí, es que estamos con ellos, les conocemos, entendemos sus urgencias y también su cultura. Cuando una empresa te llama y sabe que vas a responder rápido, que no le vas a enviar solo currículums o candidaturas sin coherencia y evaluación, que vas a filtrar bien… eso da muchísima tranquilidad.
Además, en ISPROX trabajamos desde valores reales. Apostamos por la transparencia, por explicar bien las cosas, por construir relaciones de confianza a largo plazo. No vendemos humo, ni decimos que todo es fácil. Lo que hacemos es acompañar, asesorar y poner mucha cabeza y corazón en cada proceso.
A nivel personal, para mí lo más importante es escuchar y procesar. No ir con una receta hecha, sino entender qué necesita cada cliente, qué momento vive, qué tipo de persona puede encajar ahí. Desde ahí, es cuando todo fluye y la colaboración se convierte en relación.
¿Cómo influye la cercanía geográfica y el conocimiento del entorno local en el éxito de los procesos de selección?
Lo es todo. Entender qué tipo de formación hay en cada zona, de dónde suelen salir los profesionales de cada rama… todo eso te permite anticipar muchísimo. Porque no es lo mismo vivir en Castellar que en Sant Cugat, por ejemplo. Saber si alguien podrá llegar en 20 minutos o va a tener que cruzar medio Vallès. También conocer a las personas, poder verlas, visitarlas, sentarte con ellas. Hacer ese tipo de lectura humana y no solo curricular.
A mí me gusta decir que acertamos porque estamos cerca. Además, cuando llevas tiempo conociendo empresas del mismo territorio, empiezas a ver sinergias, a identificar patrones, a saber qué tipo de cultura existe en cada zona. Y eso es oro para poder asesorar con criterio. Lo que no hacemos es trabajar con una receta estándar, porque cada realidad es distinta.
Y no nos engañemos: esto lo consigues pisando territorio y escuchando. Y lo consigues cuando tienes una red construida empresa a empresa, sin filtros elitistas. Porque, siendo sinceras, por aquí cerca hay entidades representativas de empresas que siguen funcionando con dinámicas cerradas, donde solo unos pocos tienen visibilidad. No representan la totalidad del tejido que mueve esta comarca.
Nuestro conocimiento no viene de ahí, viene de estar, de acompañar de verdad, de hablar con empresas pequeñas que no salen en los periódicos pero que generan empleo y sostienen la economía local. Ahí es donde aprendemos y donde está el valor diferencial.
¿Qué papel juega la cultura empresarial en los procesos de selección y en el encaje del talento?
La cultura empresarial no es solo importante, es decisiva. Y lo digo desde la experiencia de ver procesos que han funcionado increíblemente bien gracias a ese “match” invisible que va más allá del currículum. Muchas veces damos por hecho que con cumplir y superar los requisitos técnicos es suficiente, pero la realidad es otra: si una persona no conecta con la manera de ser, de trabajar y de relacionarse de una empresa, el encaje no va a durar. Porque una empresa no es solo lo que hace, sino cómo lo hace. Y eso lo define su cultura.
Y ojo, que la cultura no es únicamente lo que se dice en la web corporativa ni lo que se enseña en la presentación institucional. Es lo que pasa en el día a día, en los pasillos, en las reuniones improvisadas, en cómo se gestionan los marrones y en cómo se celebran los logros.
Desde ISPROX intentamos dedicar tiempo a captar esa esencia real, incluso preguntando a personas incorporadas en la empresa. Yo necesito saber si el equipo funciona por autonomía o por consenso, si se valora la iniciativa o la cautela, si hay humor o todo es formalismo. Porque esto, a la hora de seleccionar, marca la diferencia.
Por eso, además del nivel técnico, observo muchísimo las soft skills, que de “soft” no tienen nada. ¿Cómo comunica esta persona? ¿Cómo reacciona cuando algo se tuerce? ¿Qué ritmo necesita? ¿Se siente cómoda con mucha libertad o necesita mucha estructura? Son detalles que no se ven en un CV.
Y cuando das con ese encaje, cuando la forma de ser del candidato se alinea con la forma de hacer de la empresa, lo notas. Y lo nota todo el mundo. El onboarding va más fluido, el rendimiento aparece antes, y lo más importante: hay confianza y ganas de sumar. Para mí, esto es hacer bien la selección: entender de verdad cómo es una empresa por dentro y buscar a alguien que pueda vivir y crecer en esa realidad.
¿Podrías compartir algún caso de éxito donde desde ISPROX hayáis ayudado a una empresa del Vallès a resolver una necesidad urgente de talento?
Sí, claro, pero sin nombrar el nombre del cliente. Un caso muy reciente con una empresa que tenía un perfil de ingeniería clave, una figura que llevaba muchos años y conocía muy bien los procesos internos. De un día para otro, esa persona comunicó que se marchaba a otro proyecto, y la empresa se quedó descolocada. Enseguida nos llamaron.
Ya habíamos hablado bastante antes, así que conocíamos bien su cultura y lo que necesitaban. Nos reunimos, hicimos una redefinición del puesto para ajustarlo a su situación actual y activamos la búsqueda.
Encontramos a una persona con muchísima experiencia técnica, pero sobre todo, con una actitud muy alineada a cómo trabajan allí. Fue un fichaje estratégico, que además ha traído nuevas ideas y mejoras. Lo que hizo que todo saliera bien fue nuestra confianza mutua.
¿Cómo ha evolucionado la demanda de talento en la comarca tras los últimos años de transformación digital e industrial?
Continúa en constante cambio y a mejor. Ahora la mayoría de las empresas quieren perfiles híbridos: que tengan conocimientos a nivel técnico o que quieran aprender, pero también que sepan de digitalización, que tengan competencias propias del puesto pero también humanas.
Los clásicos siguen siendo necesarios –un buen responsable de mantenimiento en cuanto a trayectoria profesional es oro– pero ahora también nos enfocamos mucho en que sepa liderar personas, que entienda de indicadores clave, que pueda leer datos y generarlos.
La digitalización ha traído muchas oportunidades, pero también una exigencia extra. Ya no basta con saber, hay que saber adaptarse, colaborar, aprender rápido. Y en ese contexto, las empresas necesitan más que nunca un partner que lo entienda y sepa evaluar bien.
Por último, ¿qué consejo le darías a las empresas del Vallès que están teniendo dificultades para atraer perfiles técnicos o especializados?
Que no piensen solo en lo que necesitan, sino en lo que ofrecen. Que se pregunten: ¿por qué alguien vendría a trabajar con nosotros? ¿Qué hace diferente a mi empresa? Y que trabajen eso.
También que no se queden con lo evidente: a veces, el perfil ideal no existe, pero sí hay personas con potencial que, con acompañamiento, pueden llegar muy lejos. Apostar por ellas da muy buen resultado.
Por último, que se rodeen bien. No están solas. Nuestra manera de hacer es acompañar con criterio, sin postureos, siendo útiles y honestos. Cuando no podemos ayudar en algo también lo decimos, y eso, al final, es lo que se valora.